viernes, 17 de julio de 2015

Nueva edición de Los Principios del Derecho del Trabajo, un verdadero acontecimiento para la cultura jurídica laboral


Los Principios del Derecho del Trabajo es una obra clave en la producción del Prof. uruguayo Américo Plá Rodríguez, uno de los maestros más reconocidos del laboralismo uruguayo. Publicada originalmente en 1975, adelantó la importancia que desde el punto de vista teórico revestirían los principios para la enseñanza y aplicación del derecho del trabajo y de las disciplinas jurídicas en general. La larga influencia de “Los Principios” en el derecho del trabajo nacional y latinoamericano hacen que esta obra, que estaba agotada desde hace muchos años, renueve la reflexión y el estudio desde una perspectiva genuinamente tutelar de las personas que trabajan por cuenta ajena.

Plá Rodríguez fue Profesor Titular de Derecho del Trabajo en la Universidad de la República, Decano de la Facultad de Derecho y Diputado y Senador de la República.

La presente edición, de la Fundación de Cultura Universitaria,  ha estado a nuestro cuidado;  seguidamente se transcribe el prólogo que hemos escrito para este verdadero acontecimiento para la cultura jurídica laboral.
 
Presentación
 Nuevas lecturas para Los Principios del Derecho del Trabajo
Hugo Barretto Ghione*
Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir
Italo Calvino
Hay varios motivos para celebrar la aparición de una nueva edición de la obra de Américo Plá Rodríguez Los Principios del Derecho del Trabajo.
En primer término, por cuanto significa  recuperar la palabra de uno de nuestros  recordados  maestros en la que es sin duda su obra más inspirada e influyente en el campo de la enseñanza y de la doctrina jurídico laboral. Se estaba tornando difícil “volver” a Plá Rodríguez sin tener al alcance un libro tan representativo de su estilo de decir y de su pensamiento y concepción del derecho del trabajo. Casi se había generado, entre sus lectores,  esa incómoda sensación que surge  cuando advertimos que  “nos está faltando un libro”, o sea, cuando se siente el vacío ante la ausencia de un libro con el cual establecimos una relación entrañable hace muchos años y aprendimos derecho del trabajo,  y que ahora ofrece sus páginas para retomar el diálogo, abriéndolo en cualquier parte, conjugando viejos y nuevos significados desde la lectura del presente. Ese es justamente el fulgor de los clásicos: aparecer continuamente renovados y hacernos participes no de una lectura repetitiva y sin sorpresas,  sino del descubrimiento de detalles y niveles que habían quedado ocultos en abordajes anteriores.
Como decía Italo Calvino, la lectura de un texto clásico aporta de distinta manera a lo largo de la vida: en la juventud, formación, modelos, contenidos, términos de comparación, escala de valores; en la edad adulta, en su relectura  se vuelven a encontrar “esas constantes que ahora forman parte de nuestros mecanismos internos y cuyo origen habíamos olvidado”, y  por eso recomienda que “en la vida adulta debería haber un tiempo dedicado a repetir las lecturas mas importantes de la juventud. Si los libros siguen siendo los mismos (…) sin duda nosotros hemos cambiado y el encuentro es un acontecimiento totalmente nuevo”[1].
Los libros clásicos perduran en la memoria por encima de los avatares editoriales, y así, “Los Principios” continuo siendo, pese a su ausencia de los catálogos, un libro esencial.
En segundo lugar, ha de reconocerse que, en lo estrictamente académico, el interés por “Los Principios” no había cesado en los últimos años, a contrapelo de su desaparición del mundo editorial, omisión que ahora la Fundación de Cultura Universitaria repara cumpliendo con las expectativas de un público lector variopinto que aguardaba y reclamaba desde hace años tener la oportunidad de volver sobre este verdadero clásico de la literatura laboralista iberoamericana.
El pensamiento jurídico de Plá Rodríguez ejerce una perdurable influencia en los medios universitarios latinoamericanos, que lo visualizan como un emblemático representante de la llamada “Escuela Uruguaya del Derecho Laboral”, una denominación que fue creciendo al influjo de un núcleo prestigioso de académicos que produjeron una doctrina caracterizada por la rigurosidad en el tratamiento de los temas, la amplitud de enfoques y la mirada muy atenta al derecho comparado, en una postura intelectual fuertemente signada por el universalismo en la consideración de los fenómenos jurídicos combinada con la singularidad de la circunstancia vernácula.
En otra parte hemos dicho que “la lectura de la obra de Plá Rodriguez  constituye una invitación inteligente, informada y profunda de provocar una comprensión inmediata del Derecho del Trabajo: tal su impacto, que no tiene paralelo en la literatura especializada en nuestro idioma. Su escritura tiene el tono llano del maestro,  el mismo decir que  conocimos  en sus clases. Las complejidades de una disciplina siempre puesta a prueba por los avatares políticos, sociales y económicos,  encuentra en “Los Principios” una formulación y una semántica definitiva y rica en significados, sin declinar en barroquismos y giros insustanciales, propios de quienes pretenden que decir algo importante solo puede hacerse a través de alambicados juegos lingüísticos.
El texto del Prof. Pla Rodríguez tiene el aire diáfano que tienen las verdades últimas, alejada de toda vanidad de malentendidos intelectualismos;  y tiene también la inflexión generosa que supo tener en su vida y en su constante preocupación de formar y aglutinar, rigurosa y pluralmente, a todos aquellos que se inclinaban por el cultivo de nuestra disciplina. Paradigma de ese designio fue el llamado “Grupo de los Miércoles”, privilegio que teníamos un conjunto de colegas cuando nos convocaba a su domicilio para estudiar y  reflexionar sobre el Derecho del Trabajo”.
“Los Principios”  no es un libro sobre el derecho del trabajo sino que es un libro que construye el derecho del trabajo.
No explica el derecho sino que contribuye a crearlo. Este es un dato fundamental que delata su extrema importancia: no comporta (solamente) un estudio sobre el derecho sino que al urdir una doctrinaria sobre las relaciones de trabajo, asume tal entidad, que termina por conformar un modo de entender el derecho y de moldearlo y, en definitiva, una manera  de comprender y aplicar la normativa laboral. El ordenamiento jurídico laboral termina recluyéndose en el contorno dibujado por “Los Principios”.
No se trata de la consabida y simplista  monserga de considerar a la doctrina como “fuente de derecho”.
Se trata de algo más importante, profundo y decisivo, como  es concebir que el derecho del trabajo se constituye en el seno de una cultura jurídica histórica y que todo discurso sobre el derecho que tenga un efecto sobre la forma de entender y vivir la “juridicidad” es, a la vez,  parte de ese derecho. El discurso sobre el derecho del trabajo incide y modifica su objeto de estudio, que es el propio derecho del trabajo.
En consecuencia, una doctrina relevante – y vaya si “Los Principios” lo es – crea el derecho. En este punto la dogmática de “Los Principios” se imbrica con la característica dispersión del derecho individual del trabajo en nuestro país, y lo hace de dos maneras.
Por una parte, todo el universo de reglas del ordenamiento, constituido por sucesivas capas que han ido superponiéndose en el correr de la evolución del Derecho del Trabajo, encuentra en “Los Principios” una suerte de estructura transversal que dota de coherencia al conjunto por remisión del contenido sustantivo de esa normativa a un elenco fundamental de Principios.
Pero hay otro sesgo determinante de esa imbricación de los Principios con las características idiosincráticas del ordenamiento laboral: Plá Rodríguez resiste la idea que deban positivizarse, dado que sostiene que esa sería una manera de cristalizarlos y restarle fecundidad. Funcionan los Principios por tanto como una especie de Derecho no escrito,  muy dúctil como eficaz instrumento de aplicación en sus fases de interpretación e integración.
Paradojal circunstancia ésta la de contribuir a crear el derecho, pero hacerlo sin corporizarse como regla escrita, lo que los sitúa fuera de la positivización normativa, conformando así una exterioridad desde donde operan e influyen en la evolución  del mundo jurídico. Su importancia reposa entonces en el dinamismo propio de una noción que para ser omnipresente en el ordenamiento no tiene que encontrarse confinada en ningún sitio: se trata de un “blanco móvil” con el cual no pudieron las políticas conservadoras/desreguladoras  en lo social  de los años noventa en América Latina.
En esa estrategia compleja que Pla Rodríguez tejió para “Los Principios” reside el espíritu humanista que el autor desplegó en su dilatado magisterio, impregnado en un irrenunciable pluralismo que lo hacía proclive a la búsqueda del diálogo para descubrir aún la “parte de razón que pueden tener las doctrinas erróneas” como gustaba decir siguiendo a Jacques Maritain, una de sus lecturas filosóficas de juventud.
La publicación de “Los Principios” acerca al lector la síntesis más acabada del modelo clásico de estudio del Derecho del Trabajo. Pero no se trata de un mero homenaje, sino que estamos ante la aparición de una obra que renueva, desde la tradición, el sentido protector de nuestra disciplina, y por ello era imprescindible contar con la posibilidad de revisitarla.
La presente edición mantiene en su totalidad la versión final de autor,  anotada muy brevemente,  sin alterar el orden de las citas originales,  en  referencia a solo algunas de las modificaciones que se consideran fundamentales en la legislación nacional vigente.


* Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República. Director Académico de la Escuela de Posgrado en la orientación Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
[1] Por que leer los clásicos. Tusquets Editores, 1994
 
 
 

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