sábado, 21 de marzo de 2015

Nota Editorial en La Republica sobre Formación y Negociación

Transcribimos una nota editorial publicada en el diario La Republica de Montevideo en el mes de enero de 2015, sobre políticas de formación profesional y negociación colectiva.

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Formación y trabajo, asignatura pendiente

 Hugo Barretto Ghione
Catedratico de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social (U.R.)

Cuentan que uno de los primeros patrones de  Walt Whitman, un señor de apellido Benton, editor de un diario de Long Island donde trabajaba el poeta, se vio obligado a despedirle por sus reiteradas ausencias al empleo. La mujer de Benton le intentó consolar diciendo que “¡Ya nos hemos librado de ese haragán!”. “Sí - respondió el patrón – era un haragán, pero, Dios mío, ¡ que magnífico haragán!
La anécdota, mas que hablar de la indolencia de Whitman respecto de la materialidad de las cosas, es oportuna para señalar la unilateralidad de ciertos juicios cuando se trata de valorar los desempeños, las competencias y las calificaciones de las personas. El irregular empleado del periódico que se resistía a la rutina era, a su vez,  y fundamentalmente, un excepcional escritor, pero seguramente Benton estaba mas preocupado por la cantidad que por la calidad del trabajo.

Ocurre que el sistema taylor fordista no reconoce las variopintas posibilidades del quehacer humano. Ha sido funcional al industrialismo a traves de la estandarización de los procesos de trabajo y la producción en masa, pero paralelamente provocó un empobrecimiento de los saberes de los trabajadores y una mecanización de las tareas de tal magnitud, que permitió que la escena de la cadena de montaje del clasico  filme Tiempos Modernos de Chaplin terminara constituyendose en una critica implacable e imperecedera.

Las formas de trabajar han variado en los ultimos años, y las empresas y los paises hoy deben competir en mercados abiertos; en este escenario, la formación de los trabajadores es factor  fundamental para cumplir objetivos económicos y sociales.

Es que  la formación profesional tiene significaciones multiples: es obvio que  incide en la “empleabilidad”, ya que determina  tanto el acceso a un empleo (es sabido que ciertas profesiones tienen “cero desempleo”) como la estabilidad en el mismo, y esto  porque las capacidades y las competencias actualizadas  permiten al trabajador  adaptarse a los nuevos desafíos que se presenten en la relación de trabajo.

La formación es  tambien un componente básico de la categoría laboral, y en consecuencia las tareas y funciones a desarrollar por el trabajador en la empresa se encuentran determinadas por el nivel y el reconocimiento que dicha formación tenga.
 
Cuando los Consejos de Salarios fijan salarios minimos por categoria profesional, la referida categoria está fuertemente delimitada por la calificacion y las competencias requeridas al puesto o función, que son requisitos indispensables para posibilitar el desempeño requerido.

De esta manera, se completa un circulo no siempre advertido en las negociaciones colectivas o en las políticas de empleo: formación-categoria profesional-condiciones de trabajo (incluye el salario).

La negociacion colectiva de las categorias profesionales en los Consejos de Salarios, y consiguientemente la fijación del salario minimo tienen como telon de fondo no siempre percibido a la formación profesional, que es la cualidad que determina el contenido mismo de la categoria.

Por todo ello la negociación colectiva no debería tener a la formación profesional como un contenido eventual, sino que en los tiempos por venir la formación debe ser un punto central al que deben converger los interese y las propuestas de sindicatos y empresarios y las politicas de apoyo y promoción desde el Estado.

Si no se valora la formación y las competencias del trabajador, corremos el riesgo de seguir la ruta de Mr. Benton, que despidió a un empleado por perezoso sin advertir que se trataba de un creador extraordinario del que su diario pudo servirse para deleite de sus lectores.

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