Fragmento de Todo Termina Aquí, la última novela de
Gustavo Espinosa, de reciente aparición. El autor se explaya en uno de sus
procedimientos narrativos, consistente en tomar circunstancias y personajes de Treinta
y Tres (su ciudad natal, donde reside) y tomarlos como argamasa de sus relatos
Ya
ha sido dicho que una de las funciones de la escritura es tomar el mundo tal y
como lo conocemos, para devolverlo muchos menos inteligible de lo que parecía.
Este procedimiento, sin embargo, ha incomodado a algunos lectores. Se me ha
reprochado que la descripción de locaciones conocidas es redundante, y que la
publicación y fijación de algunas peripecias, la transformación de personas en
personajes, es obscena. Creo que no hay más remedio que insistir en esas
operaciones de complicación o enrarecimiento, siempre que se lleven a cabo sin
mentir, porque contribuyen a acercarnos oblicuamente a alguna verdad, a alguna
forma de sentido.
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