sábado, 30 de junio de 2018



La agrupación docente "Por los Principios Universitarios" y el Frezelmi estudiantil y egresados 





Se transcribe una entrevista realizada de manera previa a la elección y  plebiscito del Centro de Estudiantes de Derecho que determinó que la agrupación Frezelmi mantuviera la mayoría de dicho Centro y que la candidatura más votada fuera la nuestra por un porcentaje superior al 55% con miras a mandatar a los representantes estudiantiles en la elección de Decano a realizarse por el Claustro de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República


Pregunta: ¿porque asumiste este desafío de presentarte para ser decano?

Respuesta: No rehúyo la respuesta, pero entiendo que se trata de simplemente de hacer parte de un equipo de trabajo que integra docentes destacados en la enseñanza y en la gestión  las distintas carreras de la Facultad de Derecho, como el caso de los Prof. Gustavo Arce y Juan Raso, que supieron implementar cambios exitosos  que resultaron modélicos  en lo curricular en las carreras de Relaciones Internacionales y Relaciones Laborales durante el decanato de la Prof. Bagdassarian, así  como otros colegas que representan compromisos y valores universitarios muy relevantes, como el Prof. Roque Molla.
Por otra parte, a 100 años de la Reforma Universitaria, entiendo también que nuestro modo de ver y actuar en el co gobierno se traduce en una articulación muy fluida con los órdenes de estudiantes y egresados para generar sinergias transformadoras.
P. ¿Cómo ha sido tu experiencia en la gestión universitaria?
R. Formé parte del equipo que trabajó en el decanato de la Prof. Dora Bagdassarian, en particular,  como miembro del Consejo de la Facultad durante su segunda gestión. Colaboré con el prof. Juan Raso Delgue, Coordinador de la carrera de Relaciones Laborales, en la implementación de la Licenciatura. He sido también Coordinador de Educación Permanente, en cargo alcanzado  por concurso, y Director Académico de la Escuela de Posgrado en la maestría y especialización en Derecho del Trabajo y la Seguridad Social. Renuncié a ambas responsabilidades en 2015, cuando los colegas me propusieron a la Dirección del  Instituto de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social,  ya que entendí que no era bueno acumular distintas responsabilidades. En el Instituto formamos la Mesa de Dirección con las colegas Rosina Rossi y Beatriz Durán, laborando con base en un plan de actividades que trataba de promover la participación de los docentes más jóvenes.  Mi gestión terminó en febrero de 2017.
P. ¿Qué balance haces del período 2014-2018?
R. La mayoría que ha conducido la gestión universitaria prometió un salto en calidad de la enseñanza que no se produjo, y el resultado que deja para el futuro es, al fin de cuentas,  la modificación del plan de estudios en las carreras de Abogacía y Notariado. El cambio se hizo de manera al parecer un tanto improvisada, y digo “al parecer” porque no cuento con certeza ya que quienes condujeron ese proceso no habilitaron un análisis detenido ni abrieron espacios suficientes de discusión acerca de lo que implicaba el nuevo plan. Nuestra agrupación docente fue muy crítica de ese modo de proceder. Lo cierto es que subsisten problemas de presupuestación y de infraestructura, la que además, se deterioró notoriamente durante el período, y para ello basta con observar que no se puede acceder a uno de los patios por riesgo para la seguridad física.  

P. ¿ Qué  pensás de la situación docente?

R. La docencia en la Facultad debería dejar definitivamente de comportarse como una especie de tiempo marginal que se le dedica luego de una jornada extensa en la actividad profesional liberal. Creo que ese es una percepción común a muchos docentes. Lejos de conducirse hacia ese lado, estos años mostraron que la gestión  de la Facultad  intentó por dos veces reducir el salario docente bajo distintas formas, proceso que afortunadamente todavía no ha podido materializarse por las resistencias y críticas que levantó a nivel gremial. Pero lo fundamental ha sido que la dirección de reducción salarial va a absoluto contramano de cualquier esbozo de mejoramiento y dedicación de la calidad docente.

 P. Tú has sido parte de la carrera de relaciones laborales. ¿qué análisis haces de la situación actual de la carrera?

R. Me parece que está desatendida y que no es prioridad  de la actual mayoría. La creación de la Licenciatura de Relaciones Laborales durante el decanato de la prof. Bagdassarian y la Coordinación del Prof. Juan Raso  fue un extraordinario impulso a la innovación curricular y  a la gestación de oportunidades para jóvenes docentes, proceso que lamentablemente no tiene actualmente  la continuidad que requiere.

P. ¿Cuál entendes debe ser la política de posgrados? 

R. La formación permanente y la especialización son hoy no solamente un derecho sino también una obligación de todo universitario y de toda persona que pretenda mantenerse actualizada en los procesos de trabajo, tanto intelectuales como operativos (una distinción ésta, además, que va perdiendo pertinencia ante el avance tecnológico). En materia de educación permanente, la Facultad tiene además la oportunidad de vincularse fuertemente con el medio no solo a nivel del trabajo profesional, sino a través de las mediaciones que se hacen con las actividades y cursos para “nuevos destinatarios”, como hemos hecho con cursos de relaciones laborales para sindicalistas. Nos resta trabajar muy  fuertemente en la creación de un posgrado en “Ciencias del Trabajo”, según una denominación que me parece muy apropiada que había propuesto el Prof. Pablo Guerra, de modo de tener una salida formativa para egresados de la Licenciatura de Relaciones Laborales,.

P. Las estadísticas demuestran  que muchas personas no continúan sus estudios por diversas dificultades ¿qué piensas sobre esta situación?

R. Es un problema, como el de la seguridad,  que se vincula con procesos sociales y culturales muy profundos y que se desatan luego de una larga gestación que queda invisibilizada. Por  ello su mera comprensión y las vías de superación son complejas. En relación al abandono de los estudios, su encare debe ser holístico, porque enfocarlo exclusivamente como un problema de la enseñanza universitaria  es tratarlo en su resultado final y no en su dimensión  mas general. En todo caso, y mirado desde la Facultad, las medidas de reinserción para quienes abandonaron los estudios universitarios deberían consistir en facilitar el cursado de las asignaturas, crear instancias de información e incentivo, y hasta pensar en reconocer o certificar conocimientos adquiridos de diversas maneras, fundamentalmente en educación permanente.
En el decanato de la prof. Bagdassarian se habían ensayado actividades del tipo “Derecho y Actualidad” que es una forma de acercar nuevamente a quienes se encuentran fuera de los cursos formalizados, ya que se trabajaba con asuntos  de conocimiento público a cargo de docentes especializaos en cada tema. En nuestro caso,  habíamos implementado algunas actividades de “Cine Jurídico” que también iba en la dirección de acercar a quienes tenían un vínculo más débil con la Facultad,  interactuando  además dos fenómenos culturales como son el Derecho y el cine.

P. Obtener el título es una instancia muy importante y esperada ¿qué opinas de la actual situación donde la entrega de títulos se hace por ventanilla de bedelía?

R. La culminación de los estudios es un verdadero acontecimiento en la vida personal y familiar que significa la concreción de un objetivo que debe celebrarse como lo merece. Hay mucho esfuerzo personal y de toda la sociedad en aportar para la formación, y la Facultad debió haber dado continuidad a la experiencia que secuencialmente se realizaba en el Paraninfo y que permitía la expresión de la alegría y el reconocimiento al valor que tiene formarse en una sociedad y en un país que aprecia la inteligencia y el saber. Por otra parte, la cercanía del público en esas instancias también operaba como una oportunidad de aproximación a la Facultad y hacía más personalizado el vínculo, ya que habitualmente la masificación de la enseñanza conduce al anonimato y la pérdida de referencias, lo que puede conducir al abandono o a la migración a la enseñanza privada. Conozco casos concretos.

P. ¿Cuáles serían las características de tu decanato?

R. Hay un desafío muy potente para todos y que desde nuestro punto de vista es esencial e irrenunciable  que es construir consensos entre las distintas orientaciones y representaciones de los órdenes en torno a algunos temas  fundamentales de la Facultad. Desde nuestra agrupación docente  Por los Principios Universitarios identificamos  cuatro aspectos a trabajar en el común interés en desarrollar la Facultad: estructura y carrera docente; presupuesto;  Licenciaturas de Relaciones Laborales y Relaciones Internacionales; y mejoramiento del plan de estudios de las carreras de Abogacía y Notariado.
En cualquier caso, creo que un decanato en la Facultad de Derecho debe combinar rasgos de tradición y de innovación.  Se trata de un equilibrio siempre difícil. Seguramente deberían  retomarse algunas prácticas que me parecieron en su momento como muy positivas para relacionar a la comunidad docente y hacerla partícipe de los cambios a través de la información, la consulta, el diálogo. Es importante que se conozca la gestión mediante memorias y balances anuales, reuniones periódicas con los directores de Institutos y Núcleos, retomar la experiencia del boletín informativo, mantener la página web actualizada, etc. Entre las tareas de mayor envergadura se sitúa la de posicionar de manera más visible e importante a la Facultad al interior del medio universitario y en particular en el Área Social de la misma.
La Facultad tiene una enorme responsabilidad en cuanto a contribuir al  retorno a la cultura del respeto a las reglas y la convivencia pacífica en la sociedad. Para ello debe extremar la formación y  superar el modelo del profesional que egresa y que se precia  únicamente por ser bueno para plantear una demanda, presentar un alegato o recordar los plazos procesales al detalle. Una Facultad de Derecho sin opinión ni presencia en el medio social, que omita su misión de promover  el valor del Derecho y la Justicia,  no cumple con ese cometido republicano que de tan básico a veces pasa inadvertido.

Emma Stone y Efrain Huerta en viaje de México a Montevideo



En Birdman o inesperada virtud de la ignorancia, del director mexicano González Iñárritu, Emma Stone compone el personaje de Sam, la hija de Riggan, un actor en decadencia (Michael Keaton) que en los años noventa protagonizó una serie de filmes de superhéroe que lo hizo muy popular pero que ahora no calza los puntos necesarios para poner en el teatro la adaptación de un cuento de Raymond Carver. La principal crítica teatral le hace saber que detesta las “celebridades” (así las denomina)  de Hollywood que pretenden hacerse pasar por actores.

Salvo unas breves tomas exteriores, la obra transcurre en los oscuros pasillos, en el escenario y en los camerinos de los actores de un teatro de Broadway, donde desfilan personajes y situaciones típicas de ese  mundillo (amores y desamores, mezquindades, etc) que se confunden en un juego entre la realidad representada (la trama de lo que “ocurre” o lo que se  narra)  y la ficción representada en el filme (la actuación y los ensayos de la obra teatral que se representa), a tal punto que uno de los personajes reconoce que actúa en la realidad y que es en la actuación cuando se presenta su ser real.

Siempre al borde del fracaso, Riggan solo es reconocido en su cualidad “artística”  cuando debe transitar semidesnudo por la calle al quedar por accidente fuera del local del teatro y debe ingresar por el acceso principal, siendo reconocido y admirado por los transeúntes, que todavía recuerdan sus “memorables” filmes de superhéroe con poderes extraordinarios. Esa “ultra ficción” de su pasado es aborrecida por Riggan, que se empeña en ser director y actor dramático en el presente del filme,  aunque el final parece indicar que su destino está fuera de la ficción “seria” del teatro y que retorna a la ficción “leve” del entretenimiento clase B.

Emma Stone es una especie de observadora de ese desarrollo, cumpliendo el papel de hija y colaboradora de Riggan, pero sin comprometerse en el resultado y manteniendo una actitud distante y crítica del emprendimiento y del encare de su padre. Se trata de una actuación memorable como una testigo incómoda, situada, como aparece en un par de oportunidades, en el límite del interior del teatro y la realidad exterior, sentada en el extremo de un balcón del que parece se va a despeñar al vacío en cualquier momento.
Esa es su función en el filme: estar en el borde, cuestionar la conducta y la dirección vital de su padre, permanecer ajena a los avatares de los personajes, pese a que tiene un atisbo de relación con Mike, el joven actor que hace de contrapunto de Riggan (Edward Norton).

Efraín Huerta, poeta mexicano del medio siglo pasado, aparece evocado en el centenario de su nacimiento con el escritor de su misma nacionalidad José Revueltas en una publicación que me obsequiara mi amigo Oscar Alzaga.

Dice Huerta:

Sólo
A Fuerza
De Poesía
Deja uno
De ser
Un Poeta
A fuerza

Extraordinaria convicción literaria expresada de manera minimalista o “maximínima” como decía el propio autor. La vida y la obra de Huerta merecen otros desarrollos que no somos capaces de dar nosotros, pero que harían justicia con la literatura y la cultura ciertamente extraordinaria  de su país.

¿ por qué Emma Stone y Huerta viajan juntos si nunca se conocieron? Porque acompañaron el  vuelo de retorno, una desde la pantalla y el otro desde las páginas bien diseñadas del num. 141 de la revista “Biblioteca de México”.