sábado, 30 de junio de 2018

Emma Stone y Efrain Huerta en viaje de México a Montevideo



En Birdman o inesperada virtud de la ignorancia, del director mexicano González Iñárritu, Emma Stone compone el personaje de Sam, la hija de Riggan, un actor en decadencia (Michael Keaton) que en los años noventa protagonizó una serie de filmes de superhéroe que lo hizo muy popular pero que ahora no calza los puntos necesarios para poner en el teatro la adaptación de un cuento de Raymond Carver. La principal crítica teatral le hace saber que detesta las “celebridades” (así las denomina)  de Hollywood que pretenden hacerse pasar por actores.

Salvo unas breves tomas exteriores, la obra transcurre en los oscuros pasillos, en el escenario y en los camerinos de los actores de un teatro de Broadway, donde desfilan personajes y situaciones típicas de ese  mundillo (amores y desamores, mezquindades, etc) que se confunden en un juego entre la realidad representada (la trama de lo que “ocurre” o lo que se  narra)  y la ficción representada en el filme (la actuación y los ensayos de la obra teatral que se representa), a tal punto que uno de los personajes reconoce que actúa en la realidad y que es en la actuación cuando se presenta su ser real.

Siempre al borde del fracaso, Riggan solo es reconocido en su cualidad “artística”  cuando debe transitar semidesnudo por la calle al quedar por accidente fuera del local del teatro y debe ingresar por el acceso principal, siendo reconocido y admirado por los transeúntes, que todavía recuerdan sus “memorables” filmes de superhéroe con poderes extraordinarios. Esa “ultra ficción” de su pasado es aborrecida por Riggan, que se empeña en ser director y actor dramático en el presente del filme,  aunque el final parece indicar que su destino está fuera de la ficción “seria” del teatro y que retorna a la ficción “leve” del entretenimiento clase B.

Emma Stone es una especie de observadora de ese desarrollo, cumpliendo el papel de hija y colaboradora de Riggan, pero sin comprometerse en el resultado y manteniendo una actitud distante y crítica del emprendimiento y del encare de su padre. Se trata de una actuación memorable como una testigo incómoda, situada, como aparece en un par de oportunidades, en el límite del interior del teatro y la realidad exterior, sentada en el extremo de un balcón del que parece se va a despeñar al vacío en cualquier momento.
Esa es su función en el filme: estar en el borde, cuestionar la conducta y la dirección vital de su padre, permanecer ajena a los avatares de los personajes, pese a que tiene un atisbo de relación con Mike, el joven actor que hace de contrapunto de Riggan (Edward Norton).

Efraín Huerta, poeta mexicano del medio siglo pasado, aparece evocado en el centenario de su nacimiento con el escritor de su misma nacionalidad José Revueltas en una publicación que me obsequiara mi amigo Oscar Alzaga.

Dice Huerta:

Sólo
A Fuerza
De Poesía
Deja uno
De ser
Un Poeta
A fuerza

Extraordinaria convicción literaria expresada de manera minimalista o “maximínima” como decía el propio autor. La vida y la obra de Huerta merecen otros desarrollos que no somos capaces de dar nosotros, pero que harían justicia con la literatura y la cultura ciertamente extraordinaria  de su país.

¿ por qué Emma Stone y Huerta viajan juntos si nunca se conocieron? Porque acompañaron el  vuelo de retorno, una desde la pantalla y el otro desde las páginas bien diseñadas del num. 141 de la revista “Biblioteca de México”.

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