Terrence Malick, nacido en 1943 en el estado de Illinois, ha
realizado solamente seis filmes, lo que le ha alcanzado para un reconocimiento
como un artista “de culto”
El listado de actores con los que ha trabajado parece indicar que
se trata de un miembro privilegiado de la industria del cine (Martin Sheen,
Richard Gere, Sean Penn, Nick Nolte, Christian Bale y Brad Pitt. Etc), pero en
realidad se trata de un cineasta independiente y singular y quizá por ello ha resultado
cuestionado por la complejidad filosófica de sus filmes.
Un perfil del
director publicado en Clarín explica que “El árbol de la vida tiene los siguientes
rasgos en común con todas las otras películas de Malick: un guión bien amplio e
impresionista (siempre escrito por Malick mismo), de pocas palabras, en el cual
no todo está servido para el espectador; el uso de una voz en off, poética,
meditativa que contextualiza la acción de la película en un marco de búsqueda
mística; tomas aparentemente desconectadas del propósito de la narración
–largas miradas a la naturaleza, a pasto alto ondeando en el viento, hojas de
las copas de árboles bloqueando un sol del mediodía; a pájaros en el cielo, a
peces debajo el agua; una predilección de filmar con cámara en mano, en luz
natural, especialmente en la hora del crepúsculo y desde ángulos y perspectivas
no convencionales; tomas de cuartos vacíos, de cortinas soplando en ventanas
abiertas; bandas de sonido con elementos de fuga, crescendo– o sea, circular e hipnótica”
El autor defiende a rajatabla su vida privada, y por ello ha sido comparado con el escritor
J.D. Salinger.
Los avatares de la vocación de Malick lo ha llevado a oscilar
entre la filosofía y el cine. Estudiante universitario en Harvard, se graduó
con todos los honores. Se cuenta que para financiar en parte sus estudios trabajó
el verano de 1961 en la cosecha de trigo de unos campos en Texas, dejando en su
impresión algunas imágenes que luego podrán verse en su obra cinematográfica.
Los intereses intelectuales lo llevaron al estudio de la filosofía
de Heidegger, y dice la leyenda que llegó a visitarle en su cabaña de la Selva
Negra, en Alemania. Durante una estancia como profesor en el MIT comenzó a
interesarse por el cine, consiguiendo una beca para estudiar en el American
Film Institute y estrenando su primer obra en 1973 “Badlands”, con Martin Sheen
como protagonista.
Lo peculiar del caso es que entre su segunda película y la tercera
pasaron 20 años, de los cuales poco se sabe de qué. Retornó con una película
extraordinaria e imprescindible, “La delgada línea roja” (1998) sobre la
segunda guerra mundial. Al parecer, tiene al dia de hoy mas de una película en
pos producción y algunos proyectos.
Señalado como hermético, fundamentalmente en “El árbol de la vida”,
en realidad se trata del mas personal y autobiográfico de sus filmes y una
maravilla para dejarse llevar y disfrutar por su llamativo costado religioso y filosófico en una época
signada por un cine ferozmente comercial y materialista.
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