Juan Rulfo explica su novela:
“Pedro Páramo es un cacique. Eso ni
quien se lo quite. Estos sujetos aparecieron en nuestro continente desde le época
de la conquista con el nombre de encomenderos, y ni las Leyes de Indias ni el
fin del coloniaje, ni aún las revoluciones, lograron extirpar esa mala yerba. (…)
“Pedro Páramo es un cacique de los
que abundan todavía en nuestros países: hombres que adquieren poder mediante la
acumulación de bienes y éstos, a su vez, les otorgan un grado muy alto de
impunidad para someter al prójimo e imponer sus propias leyes. (…)
“Las fuerzas del poder, no obstante
que operan en todas direcciones, permanecen en la oscuridad. Uno debería saber
dónde se oculta aquello que causa a veces tanto daño (…) quisiera saber qué es
lo que hace tan miserable nuestra vida. Usted dirá que ese planteamiento no
aparece en Pedro Páramo; pero yo le
digo que sí, que allí está desde el principio y que toda la novela se reduce a
esa sola y única pregunta: ¿dónde está la fuerza que causa tanta miseria? Y
hablo de miseria con todas sus implicaciones.”
Juan Rulfo no publica esta nota. Aparece después de
muerto en Cuadernos de Juan Rulfo.
Ed. Era. 1997 y la revista Letras libres
de diciembre 2000.
La explicación de JR se ajusta a la
verdad, precisa quiénes son los caciques, los
hombres de horca y cuchillo, venidos desde la conquista. También comenta su
novela, lo que es mucho más difícil: el personaje es tan complejo como la obra,
por ello resulta lúcida su reflexión. Porque advertimos, que “las fuerzas del
poder, no obstante que operan en todas direcciones, permanecen en la oscuridad”.
Y que “uno debería saber dónde se oculta aquello que causa a veces tanto daño.”
Ese es la cuestión: todos se rinden ante el poder de Pedro Páramo, pero pocos saben cómo lo ejerce y con qué medios. En
la novela nada es obvio solo vemos personas muertas, una trama de casi 80 años
y en la urdimbre solo hablan los muertos con un lenguaje popular de tremenda
belleza:
Oía de
vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia. Porque las
palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían
ningún sonido, no sonaban, se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen
durante los sueños.
Vemos a Pedro Páramo acumular propiedades ajenas, ejercer la violencia con impunidad,
tener hijos y abandonarlos igual que a sus madres, ejerce la corrupción, torcer
leyes y autoridades usando al abogado, engañar al pueblo y embrutecerlo con la
iglesia, matar con su pistolero, corromper revolucionarios que luchan contra la
dictadura, hasta llegar al peor momento: la caída Comala, parando las labores en
su propiedad y la miseria la extiende, deja todo abandonado y puras almas en
pena. Rulfo tiene razón: el personaje y el pueblo quedan en la oscuridad.
Toca a los lectores buscar dónde se oculta aquello que causa a veces
tanto daño.
(Selección
de párrafos y nota de OA. 17-IV-15)
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