Visitar el cementerio
de Plainpalais en Ginebra y perderse
entre sus senderos a la búsqueda de la tumba del escritor argentino Jorge Luis
Borges parece ser la mejor forma de acercarse a su misterio, en lugar de hacer
el trámite más previsible de preguntar por su ubicación precisa.
Al fin, damos con la
lápida, pequeña, casi disimulada, al pie de un enorme ciprés. En su parte
superior se lee “Jorge Luis Borges” y debajo una inscripción “And ne forhtedon
na” junto a un grabado circular que permite ver siete figuras humanas con sus
armas levantadas.
Según nuestra
información, el grabado al parecer es copia de otra lápida del siglo IX del
monasterio de Lindisfame, en el norte de Inglaterra, que evoca el ataque
vikingo acaecido en el año 793, mostrando un grupo de guerreros que han perdido
a su señor y marchan “para hacerse matar,
porque el honor les obliga a acompañarlo”, dice el propio Borges en uno de
sus relatos.
Por su parte, la arcana inscripción proviene del inglés antiguo y se
traduce como “Y que no temieran” y
está contenida en un relato suyo, “La balada de Maldon” que refiere a su vez a
un poema épico del siglo X, que describe una batalla ocurrida en el año 991 en
Essex, Inglaterra, y que en un pasaje expresa: "Entonces comenzó Byrhtnoth a arengar a los hombres /Cabalgando les
aconsejó, enseñó a sus guerreros / Cómo debían pararse y defender sus lugares /
Les ordenó que sostuvieran bien sus escudos / Con sus puños firmes y que no temieran. / Entonces cuando
sus huestes estuvieron bien ordenadas / Byrhtnoth descansó entre sus hombres
donde más le gustaba estar / Entre aquellos guerreros que él sabía más
fieles".
Importa rodear la tumba
y advertir otros hallazgos en la cara posterior, donde está estampada la frase "Hann tekr sverthit Gram
okk / legger i methal theira bert".
Hay en esto una interesante leyenda. La inscripción responde unos
versos de una saga islandesa del siglo XIII: "Él
tomó su espada, Gram, y colocó el metal desnudo entre los
dos".
Debajo puede verse un
segundo grabado, esta vez de una nave vikinga, y otra inscripción, igualmente
engimática: "De Ulrica a Javier
Otálora".
Los materiales
consultados para esta información nos dicen que se trata de una referencia al
héroe Sigurd, que para no tocar a la pretendida del hermano de su esposa,
Brynhild, si bien comparte una noche con ella, coloca una espada entre ambos. Tiempo
después Brynhild, poseída por los celos, hace matar a Sigurd, y cuando alcanza
a entender que no puede convivir con ese peso, se apuñala y solicita yacer en
el mismo lugar que Sigurd, y que se coloque entre ambos la espada desenvainada,
en paralelo a aquella noche en la que compartieron el lecho. Gram, era el
nombre de una espada.
Finalmente, estos versos
los utilizó Borges en su relato Ulrica,
cuyo protagonista lleva el nombre de Javier Otálora.
En este caso, las
investigaciones consultadas dicen que el año en que se escribió el relato, Borges
ya tenía relaciones afectivas con María Kodama, lo que lleva a interpretar a
algunos que la inscripción en clave puede leerse como "De María Kodama a
Jorge Luis Borges".
Luego de la obligada
sesión de fotos, nos retiramos mientras unos niños juegan en la media sombra de
los cipreses (una situación un tanto irreal, pero cierta), y Borges se queda
una vez más con el secreto del juego de realidad y ficción que urdió en toda su
obra.
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